martes, 12 de enero de 2010

Ingres

Nació en Montauban, en Tarn-et-Garonne. Su padre, un escultor mediocre, supo reconocer en su hijo, el talento pictórico que poseía y rápidamente favoreció sus aspiraciones artísticas. Con 11 años, ingresó en la academia de Toulouse (1791) y se formó con maestros como el pintor Roques y el escultor Vigan. En 1796 se fue a París para estudiar bajo la dirección de David, pero su frío clasicismo no encajaba en el ideal de belleza que él tenía, fundado en las difíciles armonías de líneas y colores.

En 1801, ganó el primer Premio de Roma con Aquiles recibiendo a los embajadores de Agamenón. Realizó numerosos dibujos y retratos: La familia Riviére (1805); Granet, La hermosa Celia; Napoleón entronizado (1806).

En 1806, Ingres se marcha a Roma, donde permaneció 18 años, y descubre a Rafael y el Quattrocento italiano que marcarán definitivamente su estilo. Estos años de trabajo serán los más fecundos, voluptuosos desnudos femeninos, entre los que cabe destacar La bañista; los paisajes, los dibujos, los retratos, y las composiciones históricas o religiosas tratadas al modo de las mitologías históricas: Juana de Arco, La virgen de la hostia, Jesús entre sus doctores, Cristo entregando a San Pedro las llaves del reino (1820). Está en el cenit de su arte, pero en Francia sus cuadros pintados en Italia reciben acerbas críticas, no gustan, Ingres decide quedarse en Roma.

En 1813 se casó con Madeleine Chapelle, a la que dedicó la obra: Il fidanzamento di Raffaello, en la que el pintor italiano incorpora a la amante de Rafael, la famosa Fornarina.

La caída de Napoleón, las dificultades económicas y familiares significan para Ingres un período bastante mísero durante el cual pinta con desgana todo aquello que se le encarga. En 1820 se instaló en Florencia y, con la presentación en Francia, de su lienzo El voto de Luis XIII,(1824), realizado para la Catedral de Montauban, alcanzó un éxito clamoroso en los salones de París.

Fue nombrado Director de la Academia de Francia en Roma, de 1834 a 1840.

En 1841 regresa a París donde obtiene una acogida triunfal y se le encarga la decoración de las vidrieras de la Capilla de Notre Dame. En 1846 expuso por primera vez en la Galería de Bellas Artes, tras la cual, fue nombrado miembro de la comisión junto con Delacroix. En 1849 presenta su dimisión a motivada por el fallecimiento de su esposa.

A causa de una enfermedad que le afectó a los ojos, en el último período, Ingres se vio obligado a valerse de alguno de sus colaboradores para ultimar la parte secundaria de su obra correspondiente al perído maduro, caracterizado por la búsqueda de una perfección de las formas.

En 1852, Ingres se casa por segunda vez con Delphine Ramel. En 1862 fue nombrado Senador.

La prodigiosa galería de retratos que dejó, constituye un testimonio muy valioso de la sociedad burguesa de su tiempo, del espíritu y las costumbres de una determinada clase a la que él pertenecía reflejando las virtudes y los límites.

Ingres estudió música, disciplina en la que también destacó. Durante una temporada fue segundo violinista en la orquesta del Capitolio de Toulouse; de este pasatiempo proviene la expresión francesa: violon d'Ingres (violín de Ingres).

Ingres murió a los ochenta y siete años. Está enterrado en el Cementerio de Père Lachaise, París. La ciudad de Montauban le dedicó un museo instalado en su taller: el Museo Ingres. Amaury Duval fue su primer alumno.


La gran odalisca es un cuadro de Dominique Ingres. Esta obra orientalista pintada en 1814 representa a una mujer desnuda. Se trata de un cuadro al óleo de forma apaisada, que mide 91 centímetros de alto y 162 de ancho. Actualmente se conserva en el Museo del Louvre de París, en Francia.

Este cuadro fue encargado por Carolina, hermana de Napoleón y reina de Nápoles, como un pendant, esto es, cuadro que forma pareja con otro, en este caso, otro desnudo. Se expuso en el Salón de París de 1819.

La palabra odalisca, del turco odalik, designa a una mujer del harén. Está recostada voluptuosamente en un diván, con una pose que recuerda a Madame Récamier, de David, de la que Ingres pintó los accesorios. Se retrata a la mujer vuelta de espaldas, pero girando la cabeza hacia el espectador.

Aparecen en la obra accesorios que le dan su toque oriental: el abanico, el turbante y la pipa. Con gran precisión refleja la textura de las telas.

Los críticos de la época resaltaron ciertos defectos, como el ser particularmente larga. En efecto, esta odalisca está dotada de tres vértebras suplementarias. El pintor es enteramente consciente de ello. Sacrifica la verosimilitud por el efecto y combina cinco modelos diferentes. Ingres desea pintar una belleza individualizada. Ha retomado aquí el estilo serpentino y el irreal alargamiento de los miembros propio del manierismo.

Debe señalarse que Ingres visitó Florencia y ya había descubierto las pinturas italianas. Se ve notablemente la influencia de Rafael en las curvas de esta obra y en la dulzura del rostro.

En cuanto al cromatismo, los críticos acusaron a Ingres de usar una gama cromática leve y monótona. No obstante, esa era una decisión consciente del pintor, que consigue un gran preciosismo a través del uso del azul en las cortinas, combinado con el rojo, el blanco y el dorado.

1 comentario:

  1. http://artespana.nosdomains.com/bio/pintores/ingres.htm

    Ya dije en clase que el trabajo no sería valorado si sólo hacéis el corta y pega. Además, no se puede hacer así del tirón (si acaso un trozo...). Debe citarse siempre la web de dónde has sacado la información. Tienes que hacer tu aportación, y además nunca debe ser tan larga la entrada...

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